martes, 12 de octubre de 2010

Coloreando los Andes

Artistas reivindican lo local por sobre las estéticas europeas
Ponen de relevancia lo indígena en un diálogo con tradiciones nacionales

por Miguel Ángel Vallejo S.



Aunque las corrientes actuales apelen a una notoria mezcla de elementos, entre lo popular, la cultura de masas y los referentes cultos, lo indígena no ha desaparecido de los lienzos. Como prueba de la vigencia de esta temática y estética está la colectiva Presencia andina en la pintura peruana, a cargo de los artistas Miguel Camargo (1941), Julio Quispe (1945), Cleto Carpio (1953), Víctor Salvo (1955) y Alex Castro (1959). Cada uno de ellos se apodera de cierto prototipo cultural, geografía, las actividades identificadas normalmente con lo indígena. Los creadores han construido estéticas en que si bien predominan los temas andinos, como campesinos, personajes míticos y fiestas tradicionales, no se mantuvieron aparte del manejo de la técnica y las vanguardias occidentales.

El indigenismo de nuevo
Por ejemplo, Camargo explora los contrastes entre sus iglesias blancas y coloridos paisajes cusqueños y puneños. Asimismo, utiliza difuminados para personajes en movimiento, con la luz del cielo sureño.

Quispe trabaja formas cubistas, con apariencia de piedras coloridas y donde cada bloque pareciera tener vida. Carpio, por su parte, mantiene un balance entre figura y paisaje abstracto. Es un “universo mítico”, en opinión del crítico Julio Pastor Mellado.

Salvo explora las tradiciones de Yauyos en un toque neoindigenista, pero trabajando sobre el nuevo rostro urbano. Así, en su mestizaje prevalece la fiesta andina. Castro tiene un mayor fin descriptivo, en un trabajo más sencillo de las formas y con una luz impresionista. Así, estos creadores se mantienen en un neoindigenismo que, si bien es mestizo en técnicas y estilos, mantienen el interés por construir una estética andina. Que los apus tutelares los guarden.
23/09/2010